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Cultiva tu optimismo para ser feliz

El optimismo es una de las fortalezas del carácter que tiene grandes beneficios para la salud, tanto para la salud física como para la salud mental. Cultivar tu optimismo te dará grandes beneficios también en tu vida social y en el logro de tus metas.

En este artículo te presento algunos de los beneficios del optimismo según los resultados de diversos estudios, además del modo en que actúan las personas optimistas ante la adversidad, gracias a su sistema de creencias.

Beneficios del optimismo

Para la salud física:

  • Aumenta la expectativa de vida y reduce la mortalidad.

  • Disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular e infarto.

  • Mejora la respuesta inmunológica, lo que contribuye a disminuir la probabilidad de estar enfermo.

Para la salud mental y social:

  • Al tener la esperanza de un buen futuro, los optimistas afrontan mejor el estrés que los pesimistas.

  • Su nivel de felicidad y bienestar personal es mayor.

  • Son capaces de construir mejores redes sociales y tener una mayor satisfacción en las relaciones, ya que suelen centrarse en lo positivo.

  • El optimismo contribuye a conseguir un mayor éxito en el trabajo y en los estudios.

  • Permite lidiar mejor con la sintomatología depresiva y actúa como un factor protector ante el riesgo de depresión.

Cómo actúan los optimistas ante los contratiempos y la adversidad

El sistema de creencias de la persona optimista le lleva a pensar que las cosas buenas que le suceden en la vida se deben a su valía personal, a sus habilidades y cualidades, a su esfuerzo y dedicación, mientras que las malas tienen sus causas en cuestiones externas y concretas que no dañan su valía personal.

Cuando los optimistas utilizan los términos siempre, todo, nada o nunca suelen referirse a cosas positivas: siempre tengo suerte, todos me adoran, nada me molesta, nunca abandono un reto… Y su modo de percibir el mundo y a sí mismos les lleva a actuar de un modo más proactivo ante los problemas.

Los pesimistas, por el contrario, tienden a evitar o ignorar los problemas, lo que no contribuye a su solución. Y cuando usan los términos siempre, todo, nada o nunca suelen referirse a cosas negativas: siempre tengo la culpa, todos me critican, nada me sale bien o nunca me valoran. Esto mina la autoestima de los pesimistas y les lleva a no actuar y a aislarse.

De un modo más concreto, y debido a las diferencias en los sistemas de creencias de ambos estilos explicativos de la realidad, los optimistas en relación a los pesimistas son:

  • Más hábiles a la hora de identificar los problemas.

  • Ven la situación problemática como una reto en vez de como una amenaza.

  • Se centran en lo que pueden controlar y cambiar, y aceptan aquello que es inevitable. Con ello, orientan sus energías a solucionar aquello que tiene solución obteniendo una mejora de la situación, en vez de atascarse en lo que no tiene solución entrando en un bucle agotador y poco productivo.

  • Son más proclives a buscar información y a pedir ayuda cuando la necesitan para encaminarse hacia sus metas.

  • Son capaces de usar el humor –algo distinto al sarcasmo y el cinismo- ante los contratiempos.

  • Suelen hacer más deporte que los pesimistas y cuidan más de su alimentación.

  • Son más resilientes, y por tanto más capaces de superar situaciones traumáticas.

  • Tienen una mayor esperanza en un futuro bueno.

Todo ello les avoca a un estilo de vida más saludable en relación a los pesimistas, a un mayor bienestar personal y a una satisfacción con la vida y en las relaciones.

Un ejercicio para fortalecer tu optimismo

Este ejercicio, propio de la psicología positiva, te puede ayudar a dar un nuevo enfoque a los contratiempos y adversidades de tu vida.

Para empezar responde honestamente a esta pregunta:

¿Para ti los contratiempos y problemas son retos o amenazas?

Sea como sea, práctica lo siguiente, porque aun siendo optimista puedes alcanzar cotas más altas de optimismo con este recurso:

1. Busca una situación que sea frustrante, triste o molesta… un contratiempo o adversidad actual que no te cause un malestar intenso (es importante empezar por lo más fácil para ir ganando habilidad).

2. Haz una lista de todo lo que puedes controlar de esa situación.

3. A continuación haz una lista de lo que no puedes controlar y que, por tanto, no te queda más remedio que aceptar aunque no te guste. Recuerda, no se puede cambiar y no merece la pena que gastes energías en ello. Céntrate en tu lista de lo que sí puedes controlar. Ahí encontrarás un camino para cambiar la situación.

4. Ahora ya, con el panorama más claro, haz una lista de acciones con sentido para ti para cambiar aquello que sí puedes controlar de la situación. ¿Puedes hacer algo que sea diferente a lo que has estado haciendo hasta ahora?

“Recobrar la sensación de que nuestras acciones son importantes

fortalece nuestro estado de ánimo”

Susan C, Vaughan

5. Cuando lo hayas puesto en práctica, evalúa si obtienes mejores resultados. Y sigue practicando con otros contratiempos más complejos porque el optimismo puede aprenderse y entrenarse.

El test del optimismo: averigua qué tal andas de optimismo en relación a tus iguales

Dados los beneficios del optimismo, es posible que quieras saber cuál es tu grado de optimismo y esperanza a día de hoy. La esperanza es otra de las fortalezas que influyen en el bienestar personal.

El “Test del optimismo” fue desarrollado por Martin Seligman en la Universidad de Pensilvania. Tras realizarlo sabrás si tu estilo explicativo de la realidad es optimista o pesimista y en qué lugar de la media te sitúas con respecto a otras personas de tu edad, género y otras características compartidas.

Se compone de 32 preguntas que plantean una serie de situaciones con dos opciones de respuesta cada una, y evalúa el estilo explicativo de los sucesos buenos y malos desde dos dimensiones: permanente-temporal y específico-global.


Clica en la flecha para IR AL TEST

También puedes leer el post:

"Qué hacen los optimistas para ser optimistas".

Bibliografía

Seligman, M. (2011). La auténtica felicidad. Barcelona: Ediciones B.

Vaughan, S.C. (2004). La psicología del optimismo. El vaso medio lleno o medio vacío. Barcelona: Ediciones Paidós.

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