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El miedo a decidir: tipología y síntomas

Si hay algo ineludible en la vida de una persona es elegir y tomar decisiones; tanto en la vida personal, familiar, laboral como social. ​Esto conlleva una responsabilidad y unas consecuencias que pueden generar desde una leve inquietud a un miedo intenso difícil de afrontar.

Según Giorgio Nardone, psicoterapeuta experto en terapia estratégica breve, existen cinco formas del miedo a decidir y tres paradojas propias de una sociedad cada vez más compleja que, a su vez, comporta una toma de decisiones de mayor complejidad.

Las tres paradojas relacionadas con la decisión

Las tres paradojas con las que se encuentran el hombre y la mujer occidental en la sociedad de nuestros días son las siguientes:

  • Conforme aumenta el conocimiento y la capacidad de controlar la realidad de forma operativa, los dilemas humanos lejos de simplificarse se vuelven más complejos.

  • La riqueza de nuestra sociedad pone ante nosotros una gran diversidad de opciones; sin embargo, cuantas más opciones de elección tenemos, más se reduce nuestra capacidad de elegir.

  • El bienestar social propio de una sociedad del bienestar, lejos de fortalecer nuestro sentido y nuestra capacidad de la responsabilidad, los disminuye.

Así pues, no es de extrañar que el miedo a decidir en nuestra sociedad protectora, rica en diversidad de opciones para elegir y de gran complejidad por los niveles de conocimiento que poseemos, nos deparé la paradoja de contar cada vez más con personas que sienten miedo a decidir, ya sea de forma leve, moderada o severa. Más aún en una sociedad que considera al ser humano el artífice de su existencia, de sus logros y fracasos, en función de sus elecciones y decisiones.

En consecuencia, para algunos decidir será un reto estimulante, mientras que para otros un riesgo y una amenaza que generará ansiedad y estrés.

Tipos de miedo a decidir y sus síntomas

Nardone clasifica el miedo a decidir en cinco formas diferentes.

1. Miedo a equivocarse

El temor a decidir mal, cuando no hay marcha atrás, genera una duda inquietante y amenazadora en la persona. Imaginemos decisiones importantes como dejar a tu pareja tras una infidelidad, despedir a un empleado y no a otro en caso de crisis de la empresa cuando ambos han dado lo mejor de sí mismos, o algo tan habitual como escoger la mejor oferta de trabajo que nos depare oportunidades, continuidad y éxito profesional.

Síntomas:

Leve

  • Indecisión prolongada

  • Ansiedad tanto antes de decidir como después, mientas se espera conocer las consecuencias de la decisión

  • Búsqueda de apoyo en otros para tomar la decisión

Moderado

  • Indecisión prolongada con efectos en la eficiencia personal y profesional

  • Incapacidad para decidir, o toma de decisiones tras un lapso de tiempo muy prolongado

  • Delegar la decisión en otros

  • Elevada intensidad de angustia y ansiedad ante las consecuencias y las pérdidas que pueda ocasionar la decisión

Severo

  • Bloqueo ante la necesidad de tomar una decisión

  • Eludir patológicamente la toma de decisiones y delegar habitualmente en otros en busca de seguridad

  • Ataques de pánico y sintomatología depresiva

2. Miedo a no estar a la altura

El miedo a no estar a la altura de tomar una decisión, por sentir una falta de capacidad personal, está íntimamente relacionado con la autoestima.

La persona con este miedo suele creer que no es capaz de valorar los aspectos relevantes relacionados con la toma de una decisión y que, por tanto, no es válida para tomar la decisión ni para afrontar sus consecuencias.

A veces las personas con este miedo se embarcan en una lucha interna que les lleva a una superación continua para demostrarse a sí mismos y a los demás que son capaces.

Esto conlleva la paradoja de tener que afrontar cada vez retos más complejos, lo que sume a la persona en una gran angustia por esa dinámica relacional que Watzlawick denominó "éxito desastroso", como un juego perverso en el que cuantos más logros obtengo y más confianza de las personas que me rodean me granjeo, mi yo interior vive en una lucha cada vez más intensa ante los retos de mayor dificultad que mi comportamiento exitoso va creando en mi vida.

Síntomas

Leve

  • Análisis exhaustivo de factores y riesgos asociados a cada opción

  • Ansiedad a la hora de afrontar una decisión y aplazamiento en la medida de lo posible

  • Temor a los resultados de la decisión

Moderado

  • Delegar la decisión en otros siempre que se pueda, y si no es posible buscar apoyo tanto relacional como técnico

  • Ansiedad muy intensa y extenuante y crisis depresiva

  • Toma de decisiones en el último momento, incluso cuando es tarde

Severo

  • Delegar la decisión en otros constantemente y buscar la protección y la seguridad en los otros

  • Desconfianza intensa e invalidante en los propios recursos y creencia arraigada de no tener las capacidades para decidir que sumen a la persona en una duda constante que le imposibilita decidir

  • Ataques de pánico y sintomatología depresiva

3. Miedo a exponerse

La persona se siente asustada no solo ante la elección de la mejor opción sino también, y especialmente, a la hora de afrontar el juicio de los demás ante las decisiones que tome. La persona ve a los demás como una amenaza, un peligro o incluso como a sus enemigos, dispuestos a no perdonarle la menor debilidad.

Ante este miedo, la persona suele adoptar una actitud defensiva ante los demás y trata de pasar desapercibida, e incluso induce a otros a realizar lo que ella no se siente capaz. A este comportamiento subyace la vergüenza a exponerse ante los demás y una gran dificultad para afrontarla y superarla.

Paradójicamente, la persona con este miedo suele desarrollar la capacidad de mediar y dirigir a los demás pues desarrolla habilidades relacionales y diplomáticas.

Síntomas

Leve

  • Tiende a evitar exponerse ante los demás, pero cuando no queda más remedio lo afronta con gran ansiedad anticipatoria y mucho estrés durante la exposición: hablar en público, una fiesta, etc.

Moderado

  • Evita exponerse ante los demás por completo, intentando planificar y controlar obsesivamente el riesgo de tener que exponerse ante los demás

  • Elevados niveles de estrés y ansiedad derivados de su intento de mantener las cosas bajo control

  • Presencia de somatizaciones

Severo

  • Incapacidad completa de exponerse en público, tanto en situaciones profesionales como sociales. Se puede manifestar en una incapacidad de comer con otras personas, y en fobia social también

  • Ataques de pánico ante la posibilidad de exponerse

  • Planifica y controla el riesgo a la exposición en público de forma obsesiva

  • Posible asociación con trastornos somatoformes, que llevan asociados síntomas somáticos

4. Miedo a no tener el control o a perderlo

La persona necesita controlar la situación, las consecuencias de su decisión, sus pensamientos y reacciones y de forma obsesiva busca la confirmación anticipada de las bondades de su elección.

Esta búsqueda de certezas y seguridad antes de tomar la decisión se convierte en el principal problema, ya que es una búsqueda interminable. Al no obtener una certeza absoluta, la persona permanecerá atrapada en sus dudas y su angustia sin decidir, incluso hasta sentirse bloqueada.

Ante este miedo y para contrarrestarlo, analiza exhaustivamente las eventualidades de cada opción en busca de una seguridad que no encontrará, más bien todo lo contrario pues al no actuar y decidir en una búsqueda de mayor control, mayor será la sensación de poder perderlo. En su forma más severa puede manifestarse en forma de un trastorno obsesivo-compulsivo.

En estos casos se da la siguiente paradoja: el exceso de control que ejerce la persona en busca de certeza, es lo que lleva a la pérdida de control que sume a la persona en una ansiedad y estrés crecientes.

Síntomas

Leve

  • Constantes ponderaciones y análisis de las elecciones que le hacen perder un tiempo precioso

  • Vigilancia continuada de las personas y las situaciones

  • Ansiedad y angustia frecuente porque tanto en la vida personal como laboral se encontrará con la tesitura de elegir y decidir en algún momento

Moderado

  • La hipervigilancia de las cosas y personas sume a la persona en un estrés emocional significativo que genera ansiedad y puede provocar ataques de pánico

  • La toma de decisiones es muy lenta debido a las comprobaciones repetidas del nivel de control, que lleva a la persona a entrar en un bucle mental de duda y búsqueda de control

Severo

  • Suele implicar un cuadro clínico obsesivo-compulsivo estructurado, donde la persona necesita realizar sus comprobaciones compulsivas so pena de padecer un ataque de pánico si no puede realizarlas

  • La ansiedad es continua y elevada

  • Se trata ya de un miedo patológico

5. Miedo a la impopularidad

La persona necesita sentirse amada por todos y entra en una búsqueda de aprobación que determina sus actos y sus decisiones. Necesita y desea continuamente sentirse apreciada y aceptada por los demás: lo que Nardone define de forma significativa como “prostitución relacional”. Es una persona atenta con las necesidades del prójimo, que suele buscar el consenso y que suele estar disponible, lo que la hace bastante popular precisamente por su actitud.

Este miedo le llevará a sentir grandes dificultades a la hora de tener que elegir entre favorecer a una u otra persona, ya que sabe que se granjeará la desaprobación de aquel que no salga favorecido. Esto hace que la decisión no se tome de manera objetiva, sino en función del menor impacto que pueda tener con respecto a la aprobación de los demás.

La persona está atrapada en su necesidad de complacer y de ser amada.

Síntomas

Leve

  • Dificultad a la hora de tomar decisiones que puedan implicar la desaprobación de alguien, acompañada de estrés y ansiedad en la toma de la decisión y un malestar y preocupación por la repercusión negativa sobre la propia imagen ante otros. Como la repercusión puede ser prolongada en el tiempo, la ansiedad y el estrés también.

Moderado

  • Evitación de decisiones cruciales

  • Evaluación meticulosa y verificación del efecto que puede tener la decisión en el grado de aprobación de los demás

  • Ansiedad e incluso ataques de pánico cuando se requiere tomar una postura o decisión impopular

Severo

  • Incapacidad para tomar decisiones, y si se toman será por elecciones que hayan sugerido otras personas

  • Delegar en otros las decisiones impopulares

  • Comprobación de consenso compulsiva

  • Ataques de pánico y ansiedad elevada

  • Posible presencia de trastornos somatoformes

Las psicotrampas del miedo a decidir

Desde la perspectiva de la terapia estratégica breve, las psicotrampas son las tentativas de solución disfuncional que aplica una persona para resolver un problema que le angustia o causa malestar. Muchas veces estos intentos de solución disfuncional sumen a la persona en un círculo vicioso que provoca la persistencia del problema y el empeoramiento del malestar.

Estas tentativas de solución se expresan en dos planos, el plano del pensamiento y el plano de las acciones.

En lo que concierne al miedo a decidir, las psicotrampas empleadas son:

En el plano del pensamiento:

  • Confiar en la lógica racional para resolver problemas emocionales

  • Sobrevalorar o infravalorar tanto a las personas implicadas como las situaciones

  • Generar expectativas poco realistas sobre uno mismo y hacia los demás

  • Convertirse en víctima de las propias expectativas poco realistas

En el plano de la acción:

  • Controlar hasta perder el control

  • Postergar las decisiones o evitarlas todo el tiempo que sea posible

  • Delegar la responsabilidad de decidir en otro

  • Intentar solucionar de antemano los posibles riesgos que comporta la decisión que hemos de tomar

Estas psicotrampas se relacionan con el modo en que la persona percibe el mundo, a sí mismo y la situación. Así la persona obsesiva tenderá a la estrategia de control, la fóbica a la de evitación y la paranoica a la defensa del destino indeseable que otros le deparan al pretender hacerle daño o perjudicarle.

Por tanto, de todo lo anterior y parafraseando a Nardone, hay dos cuestiones relevantes en el miedo a decidir:

  • “El miedo no depende del tipo de decisión, sino de cómo se percibe el sujeto según sus características personales y su modo de actuar en el mundo”.

  • “Lo que un sujeto hace para defenderse de sus fragilidades se le vuelve en contra justo en virtud de su éxito.”

Nardone (2016)

Bibliografía

Nardone, G. (2016). El miedo a decidir. Como tener el valor de elegir. Barcelona: Paidós.

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