¿Te gustaría saber cuál es tu patrón de apego?
La formación del apego en nuestros primeros años de vida
La teoría del apego considera que los seres humanos necesitamos estar vinculados a otras personas de modo incondicional y duradero.
Para lograrlo, al nacer, el bebé está dotado de los mecanismos de acción necesarios -o estrategias primarias promotoras del apego- que le permitirán interactuar con su cuidador principal, la figura de apego, que generalmente es la madre.
En esta interacción con la figura de apego, tendrá lugar el desarrollo del bebé y la configuración del yo (self) que acompañará a la persona toda la vida.
Cuando la figura de apego responde sensiblemente a las señales del bebé, éste se tranquiliza y siente una sensación de seguridad que le permite desarrollar un apego seguro, basado en la confianza en el medio. En definitiva, cuando el bebé percibe a su figura de apego como incondicional, segura, estable y accesible se desarrolla un apego seguro.
Si por el contrario el bebé no obtiene respuestas a su despliegue de conductas promotoras de apego, o aquéllas son negligentes, el bebé se sentirá inseguro e intranquilo y activará unas estrategias secundarias para mantener la seguridad y la protección. Estas estrategias secundarias son la hiperactivación y la desactivación.
En la hiperactivación del sistema de apego el bebé intensifica las demandas de atención y afecto, exagera el peligro percibido y desarrolla una sobredependencia de la fuente de protección. Por el contrario, en la desactivación, el bebé inhibe la proximidad y desarrolla una hipertrofia de la autosuficiencia o una autoconfianza compulsiva, lo que generará el desapego. En ambos casos, el bebé desarrollará un apego inseguro. En concreto, en el caso de la hiperactivación desarrollará un patrón de apego ansioso-ambivalente y en el caso de la desactivación desarrollará un patrón evitativo.
Esta primera interacción con la figura de apego es de gran relevancia en la vida de una persona, ya que la experiencia de la interacción con el otro significativo queda grabada en los circuitos neuronales de la memoria, conformando las representaciones mentales y los modelos internos del yo (self) y de los demás que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida.
Clasificación de los patrones de apego
Partiendo de las aportaciones de Bowlby y Ainsworth -los padres de la teoría del apego-, Hazan y Shaver (1987) consideraron tres patrones de apego como expresión de los modelos internos de la persona: apego seguro, apego ansioso-ambivalente y apego evitativo.
Estos autores los describieron en su estudio del siguiente modo:
Apego seguro:
“Me es relativamente fácil estar unido íntimamente a algunas personas; me encuentro bien dependiendo de ellas y haciendo que ellas dependan de mí; no suelo estar preocupado por el miedo a que los demás me abandonen; ni preocupado porque alguien esté demasiado unido a mí.”
El 56% de la muestra pertenecía a este grupo.
Apego ansioso-ambivalente:
“Encuentro que los otros son reacios a unirse a mí tanto como yo quisiera; frecuentemente estoy preocupado porque temo que mi pareja no me ame realmente o no desee estar conmigo; deseo unirme completamente a otra persona y este deseo parece ahuyentar a la gente lejos de mí.”
El 25% de la muestra pertenecía a este grupo.
Apego evitativo:
“Estoy incómodo en las relaciones íntimas –cercanas o de proximidad- con los demás; encuentro que es difícil confiar en ellos plenamente; me resulta difícil permitirme a mí mismo depender emocionalmente de ellos; estoy nervioso cuando alguien trata de intimar demasiado conmigo; con frecuencia mis parejas desean que yo intime más con ellos de lo que me resulta cómodo a mí.”
El 19% de la muestra pertenecía a este grupo.
Así pues, las personas seguras tienden a integrar los elementos cognitivos y emocionales sin considerarse víctimas de estos, las personas ansioso-ambivalentes se centran en lo emocional y las personas evitativas sobrevaloran los elementos cognitivos e ignoran lo emocional.
Para saber cuál puede ser tu patrón de apego…
…se honesto contigo mismo y observa cuál de los tres patrones se acerca más a tu modo de percibir las relaciones con personas cercanas y significativas para ti; en especial tus padres, tu pareja –o parejas- y amigos íntimos.
Sin duda, hoy en día, existen instrumentos más elaborados para ahondar en el patrón de apego y en el modo en que éste influye en nuestras relaciones, pero como avance y de forma orientativa la clasificación de Hazan y Shaver sigue siendo una primera aproximación útil para saber cuál es nuestro patrón de apego.
Bibliografía
Gómez-Zapiain, J. (2009). Apego y sexualidad. Entre el vínculo afectivo y el deseo sexual. Madrid: Alianza Editorial.
Hazan, C., y Shaver, Ph. (1987). Romantic love conceptualized as an attachment process. Journal of personality and social psychology, 52(3), 511-524.